Tener la capacidad de imaginar, es un ejercicio que
debemos desarrollar desde nuestros primeros años, el maestro es llamado a retar
al niño a despertar su creatividad, curiosidad y ansias de volar… El
juego simbólico, en que el niño “jugaba a ser” y “jugaba a hacer” evocando
ausencias, era central para el desarrollo del símbolo, del pensamiento y, por
lo tanto, para la adaptación inteligente y creadora a la realidad. La fantasía no
era, entonces, tan evasora de lo real como parecía. Es más, se nutría de lo
real y revertía sobre lo real. Era la dimensión libre y poderosa de la relación
entre el hombre y su entorno. En el juego, el niño compensaba carencias,
liquidaba conflictos, anticipaba situaciones y, en general, purgaba temores (REALIDAD
Y FANTASÍA O CÓMO SE CONSTRUYE EL CORRAL DE LA INFANCIA Graciela Montes)
Las
estrategias que se empleen en el aula de clase y teniendo en cuenta que no sólo
desde el área de las lenguas, sino aplicando la inventiva en todas las
asignaturas, la conexión y efectividad entre aprendizajes serán mayores con
resultados óptimos e individuos felices capaces de crear y recrear.
Hemos
consultado sobre la diversidad de estrategias para hacer desde el aula en que
se exalte la imaginación de los niños, invitarlos a hacer parte del tejido de
historias dadas a partir de otras. Evitemos romper el encanto de la imaginación de quienes están a nuestro
alrededor, permitamos que los niños vuelen tan alto hasta poder acariciar las nubes,
el docente puede ser quien cuide esa semillita de imaginación y fantasía, para
que no florezcan adultos verdes con cara de ogros , creyendo que soñar es cursi
y es solo cosa de niños, por esto cada día debemos cerrar los ojos y sentir el suave
aroma de las risas, cubierta de saberes, de libros que nos abracen y palabras
que nos acaricien.
Salgamos
de los esquemas tradicionales, el tema en que el maestro sencillamente llegaba
impartía información, entregaba una “nota”, la que a su criterio era justa en
la evaluación a sus estudiantes. Vayamos más allá de esta educación, formemos
sujetos que eleven su intelecto, seamos agentes de un recuerdo grato y
formador, que al ser evocados seamos imagen de aprendizaje, felicidad, armonía,
estética… y manos a la obra, demos rienda suelta a nuestra imaginación.
Realizar
ejercicios de inventar historias, permite a los niños tomar confianza,
despertar la creatividad, respetar y dar lugar a la palabra y la fantasía es valiosa,
ya que la imaginación ocupa un lugar muy importante en la educación y la formación
de adultos más felices.
PUBLICADO POR : Patricia Parra
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