ENTREVISTA
AL ODIO
Peso tanto, pero tanto que quien me lleva acuestas
camina despacio, quejumbroso, cargado y por lo regular le duele la espalda.
¿Cuánto mide?
Soy tan alta, que no existe un metro que pueda
medirme, diría que soy infinita.
¿Cuáles son sus colores?
Los más oscuros, el negro es mí preferido, porque
refleja mis sentimientos y pensamientos.
¿A que huele?
A podredumbre,
a flores muertas, a cadáver.
¿Cuál es su sabor?
El más amargo, el que por el solo olor no apetece
probar, solo voltear el rostro para no seguir sufriendo.
¿Cuál es su forma?
No tengo forma, soy solo una masa, solo eso…
¿A qué suena?
A instrumento destemplado, viejo, oxidado, no hay
sonido sonoro, solo ruido y el más espantoso.
¿Cuál es su música o ritmo?
No lo había pensado… tal vez aquel sonido ruidoso y sin ritmo.
¿Cuál es su textura?
La más áspera, eso sí… roñosa, que con solo tocarla la
piel se lastima.
¿Qué se siente al tocarla?
Dolor, solo dolor.
ODIO, CUANTO TE
DETESTO
Si hubiera sabido que desde aquel día,
mi alma se llenaría de tal sentimiento, que difícilmente haría mi vida
posible en este universo quejumbroso.
Si hubiera sabido, tal vez, solo tal
vez, me habría quedado en casa, no me habría dirigido a tu puerta, no habría abierto
y no te hubiera encontrado ahí… en otros
brazos.
El odio me llena, maldito sentimiento,
me carcome por dentro y te culpo de mi desdicha, todo me sabe amargo, todo perdió su color, ya nada tiene sentido.
Sería mejor quitarme la vida, pero…
no lo haré.
Odio… no te quiero más con migo ¡aléjate! No me hagas más daño, busca otros huesos
para carcomer, apártate de los míos.
Odio, ¡vete! ¡Vete lejos! - no me
mires más.
Quiero renacer de nuevo, quiero
volver a vivir.
Aléjate te lo suplico…
Sandra Jenny Otalvaro Garces
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jueves, 8 de noviembre de 2012
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Bello... poeta
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