PEDAGOGIA Y LITERATURA.
La Pared de Pink Floyd.
“De eso se trata la educación
como acontecimiento ético, de ser capaz de
sufrir con el otro, en el otro, de tener escrito en el
horizonte que lo más importante en
cualquier acción educativa es, sin duda alguna, que Auschwitz
no se repita” (Bárcena J. y Melich, 2000).
En este video, se
destaca el aspecto inhumano, reflejado en diversas dimensiones en donde la
fragilidad del cuerpo, como una avalancha arrastra a unos individuos hacia un
precipicio, como un torbellino en la sociedad de control, hacia un desierto de
desesperanza y la exclusión generada por la sociedad, de tal manera, que no se
tiene en cuenta el cuerpo, como algo relevante, sino que está siendo relegado
excluido, esclavizado por la dimensión cultural del control, de imposición que
se encuentra implícita y radicada en el aula, en un espacio, en el cual, el
docente es quien posee el poder y no permite que la creatividad literaria florezca,
y donde el cuerpo, como propiedad de si, no tiene opción de elevar su voz
impregnada de poesía.
Teniendo en cuenta lo
expresado por la autora Cuervo, el cuerpo es poesía, es un abrirse hacia el
otro, es una posibilidad de encuentro con el otro, de tal forma, que la
pedagogía debe ser promotora de la afectación de los sujetos mediante el
cuidado, el sentido que se da al cuerpo desde lo estético. El cuerpo para la
autora, es una dimensión compleja de sensaciones, ideas, emociones, el cual se
encuentra conformado por la sangre y el palpitar de un corazón que busca en sí
, la esencia de la vida(Cuerpo con sentido: hacia una pedagogía poética. Clara
Cuervo, pag.1).
En este sentido y
desde el video, se capta la desconfianza, el miedo que se encuentra inmiscuido
en el docente, prototipo de esta sociedad de control y vigilancia, la cual
aplica e impone condiciones de una sociedad sin sentido, sin esencia, sin subjetividad,
de tal manera, que el video, “La Pared de Pink Floyd”, nos presenta un tipo de
sociedad, de escuela y por ende, un maestro controlador, es decir hecho desde
la sociedad de la vigilancia, donde cuerpo y estudiante son relegados a un
juicio externo proveniente del sujeto que controla, mediante una especie de
barrera en la cual se destruyen las subjetividades y posibilidades de creación
poética.
De esta forma, la
autora propone una pedagogía desde el arte, desde la estética, con el propósito
de derribar esas barreras que obstruyen las visibilidades humanas (Cuerpo con
sentido: hacia una pedagogía poética. Clara Cuervo, pag.5) y abrirnos hacia el
“otro”, sin opresiones, en la libertad, en la poesía, en el arte, encaminada
hacia una pedagogía que sea capaz de reconocer, de sentir las emociones y
sentimientos de los “otros”, de sufrir con los demás, desde una forma diferente
de enseñar: “De eso se trata la educación como acontecimiento ético, de ser
capaz de sufrir con el otro, en el otro, de tener escrito en el horizonte que
lo más importante en cualquier acción educativa es, sin duda alguna, que
Auschwitz no se repita” (Bárcena J. y Melich, 2000, Cuerpo con sentido: hacia
una pedagogía poética. Clara Cuervo, pag.2), de tal forma, que los sentidos y
el cuidado del cuerpo deben ser prioridad en el sujeto, sin desconocer sus
emociones, sentimientos y pasiones que fluyen tanto en uno como en el “otro”,
para conformar un todo en lo estético y una estética del cuerpo reflejado en el
arte(Cuerpo con sentido: hacia una pedagogía poética. Clara Cuervo, pag.6
Poema.
“Si
me quieres, quiéreme entera,
no
por zonas de luz y sombra…
Si
me quieres, quiéreme negra
y
blanca. Y gris, y verde y rubia,
y
morena…
Quiéreme
día,
Quiéreme
noche…
¡Y
madrugada en la ventana abierta!…
Si
me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme
toda… O no me quieras!”
(Dulce María Loinaz)
Este
poema refleja la cruda realidad de una sociedad excluyente, racista, una
sociedad que blande el aguijón de la discriminación, debido a su poder y condición
de alto rango, de alto estrato, mientras que el ser humano relegado por
aquella, pide a gritos, que se acepte en su condición de raza, sexo y posición
social, que no se tenga en cuenta al otro por lo que posee, sino por lo que es,
con todos sus defectos y potencialidades, en cualquier ámbito social y
especialmente en las aulas escolares.
“Si
me quieres, no me recortes:”(Dulce María)
En pedazos, mi corazón no destroces. (Celimo)
Autor: Celimo M.